Un estudio destaca la importancia de distinguir los tipos de infarto de miocardio de las personas con el VIH para adoptar enfoques preventivos y terapéuticos específicos
Miguel Vázquez – 18/03/2020
Un estudio estadounidense presentado en la XXVII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2020) –que se celebró la semana pasada de forma virtual por causa de la epidemia por (SARS-CoV-2)– ha concluido que las personas con el VIH que sufren de insomnio tienen un riesgo sustancialmente mayor de sufrir un infarto de miocardio de tipo 2. Este riesgo mayor no ha sido identificado para el infarto de miocardio de tipo 1.
De forma general, los infartos de miocardio (también conocidos como ataques cardíacos) se pueden clasificar en dos tipos. El tipo 1 comprendería los infartos debidos a algún tipo de evento coronario como la ruptura de una placa o un desgarro en una arteria, mientras que el tipo 2 englobaría a los que se producen como resultado de un desequilibrio entre el suministro y la demanda de oxígeno y estarían vinculados a factores como hipertensión, sepsis o consumo reciente de cocaína.
Las conclusiones de estudios previos habían sugerido que el insomnio estaría relacionado con un mayor riesgo de que la persona desarrolle enfermedades cardiovasculares y se apuntaba a que esta dolencia podría desempeñar un papel en el aumento de la incidencia de infartos de miocardio entre las personas con el VIH. Por este motivo, se puso en marcha este estudio con el objetivo de evaluar la relación entre el insomnio y el primer incidente de infarto de miocardio en esta población, teniendo en cuenta si dichos infartos eran de tipo 1 o 2.
En el análisis se emplearon datos de 11.189 personas con el VIH que formaban parte de la cohorte de pacientes CNICS, que recibían atención sanitaria en ocho centros médicos académicos de EE UU.
Los datos de insomnio al inicio del estudio se obtuvieron a través de la propia declaración de las personas participantes y se definió como dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo, con presencia de síntomas molestos. La primera conclusión relevante de este estudio fue constatar que los problemas de sueño fueron muy habituales en general entre todos los participantes. Así, el 57% declaró tener dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo y el 48% declaró que sus síntomas de insomnio le resultaban molestos. Este hallazgo coincide con la prevalencia de problemas de sueño entre el 50-70% de las personas con el VIH encontrada en estudios anteriores. Por comparación, se estima que, el insomnio puede afectar a entre el 10 y el 20% de la población general.
Para la evaluación de la posible relación entre insomnio y los tipos de infarto de miocardio se emplearon dos modelos estadísticos denominados modelos de Cox, que se ajustaron para tener en cuenta los siguientes factores de confusión:
· Carga viral indetectable al inicio (definida como inferior a 400 copias)
· Uso de sustancias estimulantes (como, por ejemplo, cocaína o anfetaminas)
· Factores tradicionales de riesgo cardiovascular (hipertensión tratada, dislipidemia tratada, mala función renal, tabaquismo).
Se realizó el seguimiento de la cohorte entre 2005 y 2019 y las personas participantes recibieron seguimiento durante un promedio de 4,3 años, en el transcurso de los cuales se registraron 241 infartos de miocardio: 141 de tipo 1 y 100 de tipo 2. El análisis de los datos arrojó las siguientes asociaciones:
· La media de edad fue similar entre las personas que sufrieron el infarto de tipo 1 y las que padecieron el tipo 2 (51 y 49 años, de forma respectiva), pero en ambos casos fue mayor que la del resto de las personas participantes (43 años).
· Se registró un número superior de mujeres que sufrieron el tipo 2 (22%) que el tipo 1 (7%).
· Las personas que sufrieron un infarto de tipo 2 tuvieron unos niveles de CD4 más bajos que las personas que sufrieron el infarto de tipo 1 y también que el resto de los participantes (387, 499 y 532 células/mm3, de forma respectiva).
· El 33% de las personas que sufrieron un infarto de tipo 2 tenía una carga viral por encima de 400 copias, mientras que ese porcentaje fue del 22% en las que tuvieron un infarto de tipo 1 y del 21% en el resto de las personas.
Hubo personas que declararon sentir insomnio en todos los grupos, pero el porcentaje fue más alto entre las que tuvieron un infarto de tipo 2 (59%) que entre las que sufrieron un infarto de tipo 1 (47%) o las que no lo tuvieron (48%) .
Al realizar un análisis ajustado de los datos, se comprobó que los pacientes que declararon sentir insomnio fueron un 53% más propensos a sufrir un infarto de miocardio de tipo 2 que las personas que no tenían insomnio . Por el contrario, no se encontró relación entre el infarto de tipo 1 y el insomnio.
Los infartos de miocardio de tipo 2 registrados en el estudio se debieron en gran medida a sepsis o bacteriemia (35%), a hipertensión (10%) o el uso de cocaína u otras sustancias recreativas (8%).
El equipo de investigadores resalta la necesidad de investigar más a fondo la relación entre el insomnio y el infarto de miocardio de tipo 2, desglosado por causas, a fin de poder determinar los mecanismos subyacentes que lo provocan.
Fuente: Aidsmap/Elaboración propia ( gTt-VIH)
Referencias: Whitney BM et al. Insomnia and risk of incident myocardial infarction among people living with HIV. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, abstract 644, March 2020.